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90 adultos mayores habrían fallecido en asilo Sara Zaldívar


Redacción YSUCA / 15 agosto 2020 / 3:03 pm

Asilo Sara Zaldívar | foto cortesía

Antes de que el Covid-19 ingresara al país, en el Centro de Ancianos Sara Zaldívar residían 220 adultos mayores. Luego de la crisis que vivió el centro debido al contagio masivo de casi el 100% de los ancianos, el registro actualizado indica que solo han quedado 130 adultos mayores, según datos que han llevado los mismos empleados del centro, ante el hermetismo de las autoridades del Asilo Sara para dar cifras oficiales.

Debido al registro actual que indica 130 residentes, de 220 que había, los empleados concluyen que 90 ancianos fallecieron.

La memoria de labores 2019-2020 del Instituto de Rehabilitación Integral (ISRI) confirma que este año en el centro residían 218 adultos mayores. La cifra de los residentes que llevan los empleados varia por dos, ya que los datos pueden cambiar de un día a otro dependiendo de los ingresos.  

Hasta el 17 de junio, habían fallecido 17 personas, la mayoría murió dentro del centro porque no llegó a tiempo el apoyo del Ministerio de Salud y no había médicos que hicieran la referencia de los enfermos hacia los hospitales.

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Pero la mayoría de las muertes se dieron entre la ultima quincena de junio y el mes de julio, período en el que habrían fallecido 73 personas, la mayor parte en los hospitales, según la documentación propia de los empleados.

Una fuente que prefirió el anonimato dijo que “al principio era complejo tener un dato certero, ya que los casos de fallecidos se manejaban de acuerdo con los reportes que hacían los mismos compañeros, sin embargo, hubo fallecidos de los referidos a los hospitales y evidentemente algunos nunca retornaron, ahora el consolidado total es en base a los que quedaron”.

Otra fuente confirmó a Radio YSUCA que actualmente tienen 130 adultos mayores en el centro “y no tenemos información que estemos esperando ingresos. Con el total de adultos mayores que se manejaba nosotros contamos 220 al inicio de la pandemia”.

El Gobierno sigue sin dar una cifra oficial sobre los fallecidos y contagiados. La única información que dio el ministro de Salud, Francisco Alabí fue la del 8 de junio cuando aseguró que 3 personas habían fallecido en el Sara Zalvidar y 80 se habían contagiado hasta esa fecha. Pero un día después de las declaraciones del ministro, una nota de Radio YSUCA reveló que eran 15 los fallecidos y 143 contagiados de Covid-19 hasta ese momento.

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El Instituto Salvadoreño de Rehabilitación Integral (ISRI), de quien depende el centro de ancianos, tampoco ha dado cifras, mucho menos ha dado detalles sobre cada muerte: si eran hombres o mujeres y qué tipo de tratamiento recibieron.

Por las características que deben cumplir quienes son aceptados en el centro, se puede inferir que los fallecidos eran adultos mayores carentes de contacto afectivo familiar y en condiciones de alto riesgo, en total abandono, con fragilidad física, la mayoría sin familia y muchos en condición de indigencia, antes de llegar al centro.

Según los lineamientos técnicos del centro de ancianos Sara Zaldívar,  el objetivo del centro es proporcionar al adulto mayor residente una atención “médica y de rehabilitación a través de intervenciones dirigidas a mantener el más alto grado de salud física mental”.

Los mismos lineamientos mandan a crear un plan de intervención médica que evalúe la condición de salud, cambio de signos y síntomas y referencia para el manejo hospitalario.

Según una de las fuentes, debe existir un manejo multidisciplinario en la atención. Antes de la pandemia, el Centro del Aparato Locomotor era el que apoyaba con las especialidades, pero una vez se centraron en atender la pandemia no se ha tenido intervención en áreas especializadas. 

El área de geriatría y médicos de año social fueron quienes se encargaron de las evaluaciones antes de que llegara el personal del Ministerio de Salud. Pero poco pudieron hacer durante la crisis, ya que la falta de diagnósticos y datos obstaculizó un mejor manejo de la crisis. “Solo geriatría y los médicos de año social son quienes han estado evaluando a los adultos mayores. Pudieron hacer poco porque ellos también salieron contagiados. Las mismas autoridades, al no poner diagnósticos certeros en las referencias o en las defunciones, también dificultaron un poco que se manejaran mejor las cosas”, explicó.

Autoridades revierten protocolos

Los contagios han parado en el Asilo Sara, pero el riesgo sigue latente, ya que no existe prueba científica que confirme la inmunidad permanente una vez superada la enfermedad.

Pareciera que en el Asilo Sara han dado por finalizada la pandemia. A los adultos mayores y a los empleados ya no les realizan pruebas para detectar el Covid-19. Los empleados del Ministerio de Salud que dieron apoyo, cuatro médicos, dos enfermeras y dos de saneamiento ambiental se retiraron el fin de semana pasado. Los empleados han vuelto a recibir masacrillas de uso no médico y gabachones de tela.

Las 2 personas de saneamiento ambiental del Ministerio de Salud eran quienes se encargaban de desinfectar a todos los trabajadores al salir de las áreas, independientemente de si usaban equipo de protección personal nivel 2 o 3. Pero al retirarse, nadie desinfecta a los empleados al salir de cada área.

Una de las fuentes aseguró que “el equipo del MINSAL hizo una gran labor en el centro. Tarde o temprano tenían que retirase, lo que no es acertado es volver al principio donde no teníamos protocolos adecuados. Al momento, se están rompiendo todos los protocolos aprendidos, hay que pensar que no se ha demostrado inmunidad y existe de una u otra manera carga viral y podemos reinfectarnos, sobre todo porque el equipo de protección vuelve a ser gabachones de tela y mascarillas para uso no médico”.

Un memorándum de fecha 7 de agosto enviado por la directora del centro, Claudia Barahona de Melara, a la jefa de enfermería Alba Lissette Benítez, explica que el personal debe desinfectarse al salir de las áreas, pero no detalla quién y cómo se hará, luego que el personal de saneamiento ambiental se retirara del centro.

Esa es una de las preocupaciones en el Sara Zaldívar. “No definen a la persona que debe sanitizar al personal, pero por otro lado tampoco dicen que lo debemos hacer individualmente, cosa que está fuera de los protocolos. Siguen improvisando”, dijo la fuente interna.

Les preocupa que de nuevo se violenten todos los protocolos sanitarios al tomar medidas arbitrarias sin el consentimiento de expertos que den directrices oportunas, como la opinión de un epidemiólogo que avale cualquier decisión.

Se refieren específicamente a que en el tema de salud sigue teniendo influencia el sindicato de Trabajadores del ISRI (SITRAISRI).

A este tema se refirió el sacerdote Jesuita Rodolfo Cardenal en el artículo de opinión “Tanto poder para tan poco hacer”, en el que plantea la necesidad de que expertos, como un epidemiólogo, estén al frente de la pandemia. Desde su opinión, “Casa Presidencial ha hecho lo contrario a lo indicado por el manual epidemiológico. El manual indica que en una emergencia de salud debe designarse un epidemiólogo como portavoz principal”. Pero el experto no solo faltó como portavoz, sino también en centros tan importantes como el Sara Zaldívar, donde se sabía de antemano que residía un sector vulnerable.

El memorándum enviado por la directora del Asilo Sara explica que los empleados ya no pueden salir de la nave principal hacia las áreas de descanso que les habían asignado. La directora deja claro que fue un punto que se acordó en una reunión sostenida con el administrador Juan Aldana, la médica geriatra Nidia Cañas; la jefa de enfermería, Alba Benítez y Alejandro Henríquez, representante del sindicato.

Ante esta prohibición, hay empleados que se quedan descansando en las sillas y otros extienden sábanas para poder descansar, tras los extenuantes turnos de 24 horas.

“Nosotros lo que esperábamos era seguir trabajando por grupos y que respetaran las áreas de descanso. Actualmente ya no tenemos áreas de descanso. El administrador obliga a pasar las 14 horas adentro de cada sala, ahí no podemos comer ni tomar agua, estamos expuestos a cualquier carga viral”, explica.

Una segunda fuente confirmó el riesgo al que son expuestos al ser obligados a permanecer en una misma área donde aun hay adultos mayores que presentan síntomas de Covid-19, ahora sin la protección adecuada.

“En el memorándum socializado en los últimos días se especifican las acciones. Han creado un área llamada la nave principal donde se encuentran convalecientes los adultos mayores, algunos de ellos con síntomas y utilización de oxígeno y se nos da una mascarilla quirúrgica en todo el turno y se nos obliga a permanecer en las áreas más del tiempo adecuado”, reveló la segunda fuente.

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Autoridades amenazan al personal

La documentación de casos de Covid-19 en el Sara Zaldívar y los fallecimientos de adultos mayores ha sido posible gracias a los registros que han llevado los empleados.

Las denuncias que hicieron por la falta de quipos de protección personal que habría influido en el contagio masivo y las decisiones negligentes de parte de las autoridades, los ha llevado a ser blanco de amenazas.

Han llegado al punto de amenazar a los médicos de año social, si denuncian lo que sucede al interior del centro. “El personal siempre tiene miedo, ya que las jefaturas amenazan de forma generalizada. Las amenazas van desde simples sanciones hasta movernos a ayudar en otros centros, si continuamos denunciando. En el caso de los médicos de año social, con obstaculizar el proceso de graduación”.

A casi 5 meses de que el Covid-19 llegara al país y entrara al Asilo Sara, el Gobierno sigue sin pronunciarse por los fallecidos y el contagio masivo dentro del centro. Mantienen la cifra de 3 fallecidos, pero la realidad apunta a que 90 adultos mayores habrían muerto a causa del virus.

En el asilo Sara Zaldívar donde el Gobierno aceptó resignadamente que ‘por supuesto que tendremos fallecidos’, “es obra del descuido y la incapacidad”, cita el artículo del sacerdote jesuita Rodolfo Cardenal.

En otra opinión titulada ‘La terca realidad’ señala que “El Asilo Sara y las dependencias del ISNA han sido víctimas de la ineficiencia del celo centralizador de Casa Presidencial”.

Desde su punto de vista, “El conocimiento y la experiencia para gestionar una pandemia como la de Covid-19 existen. Pero Casa Presidencial los ignoró y optó por el tratamiento político”.

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