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Editorial

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J. B. Holmes, uno de los jugadores más lentos del PGA Tour.

El juego lento entre profesionales

Fernando de Buen

Uno de los más graves problemas que han existido por décadas en el golf profesional es, sin duda alguna, el ritmo de juego.

Por muchos años, ante la vista gorda de los oficiales de reglas en torneos, los jugadores se han dado el lujo de pasarse el reglamento por el arco del triunfo, a sabiendas de que su conducta no tendría ninguna consecuencia, a pesar de que las reglas manejan tiempos específicos para cada golpe en una ronda de juego.

Aunque cada circuito profesional determina mediante las Condiciones de la Competencia el tiempo de juego para una ronda y el específico para cada golpe, de acuerdo con las renovadas Reglas de Golf del 2019, la nueva regla 5.6b —que sustituye a la antigua 6-7—, la recomendación es que un jugador no tome más de 40 segundos en efectuar su golpe. En todo caso, tanto para determinar los tiempos como las penalizaciones por no cumplir con ellos, el código faculta al Comité a publicar una regla local que marque los tiempos y castigos para cada caso.

Adicionalmente a lo anterior, las nuevas reglas permiten que los competidores jueguen fuera de turno, mediante acuerdo previo, con el fin de acelerar el proceso.

Es razonable entender que no se puede establecer una medida estricta que resulte justa y equitativa para quienes compiten en un campo de fin de semana o para los que juegan el Abierto de los Estados Unidos en Bethpage Black (considerado por muchos como el campo más difícil del mundo). Tampoco sería lo mismo jugar a 2000 m sobre el nivel del mar con una levísima brisa, que hacerlo junto al océano con vientos superan los 50 km/h. Para cada circunstancia, el Comité debe juzgar la dificultad del campo y de las condiciones bajo las cuales se jugará el torneo, para establecer un reglamento adaptado.

La regla de oro del ritmo de juego en el golf es observar a un solo grupo en cada par 3, a dos en cada par 4 y tres en cada par 5. Valga un ejemplo: si en un par 4 el grupo está por llegar al green y sigue vacía la mesa de salida de dicho hoyo, el oficial tiene la obligación de averiguar la razón del retraso del grupo que debería estar allí y, en todo caso, invitar a sus integrantes a que recuperen el terreno pendiente. Si no existiese alguna razón válida, el juez supondrá que uno o más de los jugadores son lentos y los someterá al cronómetro. Si descubre que alguien sobrepasa el tiempo requerido para efectuar un golpe, podrá amonestarlo y, en caso de reincidencia, castigarlo de acuerdo con las Reglas o las Condiciones de la Competencia. Comúnmente, las reincidencias van desde un golpe de castigo hasta la descalificación. Por supuesto, si se interpone una condición inesperada, el juez podrá ser flexible si observa que el jugador no está abusando de su tiempo de juego.

No obstante, cuando un campo está congestionado, debido al alto grado de dificultad de un determinado hoyo, o a jugadores en un par 5 que aguardan a que termine el grupo de adelante, con el fin de buscar el green en dos golpes, retrasando a quienes ya los esperan en la mesa de salida, resulta intrascendente someter a los grupos a la presión de un cronómetro. Es un caso similar al retraso que provocan los grupos que consultan a un oficial de reglas para proceder correctamente o quienes buscan una pelota perdida.

Uno de los objetivos torales de los cambios a las reglas, de acuerdo con la USGA y la R&A de Saint Andrews es, precisamente, acelerar el tiempo de una ronda de golf. Observar que en las giras profesionales esto no está sucediendo, les resulta frustrante, por decir lo menos.

Regresando al pasado, pensar que un jugador se le pudiese castigar por juego lento era poco menos que un sueño guajiro. Por alguna razón que todavía no entiendo, los árbitros no se atrevían a ejercer su autoridad y aplicar a rajatabla las reglas o las condiciones de la competencia. Eso provocó que durante décadas los profesionales dejaran de preocuparse por el tema y se tomaban el tiempo que quisieran para efectuar un golpe. En el campo de golf, esto parece intrascendente, pero en una trasmisión televisiva puede determinar la diferencia entre mantener al perceptor o perderlo definitivamente. Las cadenas han decidido reducir los tiempos que le dedican a la difusión de un torneo y, en consecuencia, se acortan también los espacios comerciales, de los que se beneficia el tour profesional. Cuando a estas organizaciones les pisen el callo de los ingresos, entonces toman medidas mucho más drásticas.

La primera de ellas fue en el Zurich Classic de 2017, donde Miguel Ángel Carballo y Brian Campbell recibieron el primer castigo por juego lento en 22 años: un golpe. Existen otros casos de multas para jugadores lentos, pero ¿de que sirve cobrar 3 mil dólares por un retraso de juego, si el jugador es un millonario jugando por un millón de billetes verdes?
Finalmente, se abrió la caja de Pandora.

Con las nuevas reglas y la preocupación por los tiempos de transmisión y la dinámica de cada emisión, el tema se ha vuelto progresivamente uno de los más importantes en el mundo del golf. En la actualidad, las quejas en contra de los jugadores lentos son mucho más recurrentes, y la exigencia de soluciones drásticas parece inaplazable.

Estoy seguro de que veremos una solución definitiva en el corto plazo y nos dará tema para una próxima editorial.

Tiempo para una pausa (¿retraso de nuestro propio juego?)
Por circunstancias que no vale la pena mencionar, estaremos fuera de circulación por unas semanas, con la promesa de regresar lo más pronto posible. Desde ahora, les agradecemos su comprensión y paciencia.

fdebuen@par7.mx